Solemos quejarnos de aquello que no queremos. Tendemos a tomar
decisiones que nos ayuden a evitar ciertas situaciones. Vivimos a la
defensiva, como si la vida fuera una mala esposa que día a día nos
escupe frases hirientes, mientras nosotros buscamos la manera de no
escucharla. Y sólo cuando cerramos los ojos por la noche y nos separamos
de ella respiramos tranquilos.
Cuando tenemos puertas delante y las miramos todas, aquellos que se
fijan en las que no deben cruzar son los que viven con miedo. En el otro
extremo, aquellos indecisos que tratan de tomar la mejor puerta de
todas viven en tensión y angustia. También los hay que abren puertas sin
criterio alguno, o abren una que a simple vista parece buena; los
insensatos. Por último están aquellos que miran todas las puertas, dejan
que su instinto les guíe a una de ellas en función de lo que él cree
que puede encontrar detrás, y cuando se acercan lo suficiente se paran
unos segundos a pensar en esa puerta. Si su instinto la acepta y su
razón da el visto bueno, cruza sin pensar. Estos son los vividores.
Una decisión buena no siempre es una decisión acertada. Una decisión
mala no siempre es una decisión infructuosa. El mundo es demasiado
complejo para juzgar con nuestros ojos. La gente es demasiado distinta
para entenderla con la razón. La vida es demasiado corta para buscarle
un sentido. La vida es demasiado larga para buscar una salida. El camino
conduce al destino, pero en las posadas anidan los cuentos. Y los
cuentos nos hacen más felices.
No existen las claves, tenemos pistas. El deseo no nos hace felices, hay
más cosas que vivir de las que podamos desear. Escucha, presta
atención, porque a cada instante las pistas pasan fugaces, y son
demasiado complejas para descifrarlas con la cabeza. Ten confianza, no
existen los agujeros. No tengas miedo a volar.
viernes, 8 de noviembre de 2013
martes, 5 de noviembre de 2013
No somos perfectos
Existe una manera de llegar a las mentes de otras personas. No sólo de
transmitir información, y no hablo de un acto aleatorio. Me refiero a
comprender la psique ajena, entender más allá de la razón de los demás y
empatizarse con ellos hasta el punto de adivinar qué dirán al siguiente
instante.
Existe una forma de comprender a los demás mejor de lo que ellos mismos
podrían llegar a comprenderse. Quien observa desde fuera se halla lejos
del alcance de los pensamientos innecesarios y molestos que nos atenazan
constantemente. Pensamientos automáticos dan lugar a respuestas
emocionales que no controlamos, que dificilmente identificamos y que
rara vez comprendemos al instante en que aparecen. Si fuéramos robots
seríamos máquinas perfectas de no hacer nada, pues a eso tiende el ser
humano, a la nada más absoluta. Cada atisbo de motivación que crece en
nosotros es fruto de una necesidad vital del humano por sobrevivir;
impulsos que nos incitan a llevar a cabo acciones que creemos
necesarias.
Hemos evolucionado, ya no somos monos. Seguimos cometiendo errores,
seguimos sin obtener el máximo rendimiento de nuestras acciones y
pensamientos. Pero hemos mejorado. Tecnología, cultura, filosofía y
experiencia, cuatro pilares fundamentales en nuestra evolución. Seguimos
una trayectoria ascendente como raza, aportando cada uno su granito de
arena. Eso es lo que vería un observador ajeno a nuestras costumbres.
De los 7 trilliones de habitantes del planeta, los más relevantes para
la evolución de la raza son, en términos metafóricos, las ovejas del
rebaño. Son la base del sistema consumista que hemos creado, y gracias a
ellos persiste la evolución. Si fijamos la vista en una de estas
ovejitas, la que más se acerca al estereotipo de oveja consumista,
veremos que lleva a cabo su vida como un animal más. Sobrevive, y sigue
impulsos que le llevan siempre a cubrir sus necesidades de humano;
necesidades que han sido impuestas de forma indirecta por su entorno. Si
esta ovejita se apartase del rebaño durante unos años no tendría las
mismas necesidades y por tanto cambiaría su forma de actuar. Cualquier
análisis de comportamiento que se haga sobre esta oveja protagonista
arrojará un resultado similar al propuesto: esta ovejita sólo busca
sobrevivir. Y volviendo a la afirmación del segundo párrafo, si esta
ovejita fuera un robot perdería toda emoción de necesidad y su objetivo
en la vida quedaría completado, quedando como única acción viable el no
hacer nada de nada. Ya no necesita comer, ni buscar el calor de un
fuego, ni aparearse. Ya no necesita hablar con alguien, desahogarse,
llorar. No necesita un trabajo, no necesita dinero. No necesita un
ascenso, ni un proyecto, ni ocio. No necesita nada de nada, pues su
supervivencia está garantizada al ser un objeto hecho de piezas
imperturbables por el paso del tiempo. Así pues, está garantizada su
supervivencia.
Esta falaz, simple y burda argumentación pretende acercar un poco más al
lector a la naturaleza del ser humano. Aunque la conclusión sea
acertada, que el ser humano vive para sobrevivir, la perspectiva que se
da no lo es tanto. No se puede entender la naturaleza del ser humano con
un texto, y mucho menos explicarla. Pero al menos podemos comprender
una pequeña porción, la parte fundamental de ello.
Existe una forma de comprender a otra persona, pero no existe forma de
comprender por completo la naturaleza de sus pensamientos y emociones.
Podemos entender el contenido, pero no los motivos. Podemos llegar a
predecir las acciones de los demás empatizándonos con ellos, algo que
ningún ordenador sería capaz de hacer, ya que no existe una manera
precisa y acertada de modelizar el comportamiento humano.
No somos perfectos. Si lo fuéramos, seríamos robots.
lunes, 21 de octubre de 2013
Felicidad
La felicidad, qué cosa más bonita, es algo qué se puede expresar de muchas maneras, ya sea riendo, cantando, o simplemente con una sonrisa. Pero no siempre es así, ultimamente, me he dado cuenta de qué la felicidad es una droga bastante mala. Siempre quieres estar feliz, pero esto es imposible, la vida no quiere que tu seas feliz, al revés, si estas triste, enfadado, aprendes a demostrar tus verdaderos sentimientos.
Los sentimientos, cuando realmente crees qué eres feliz, llega algo, qué te devuelve a la realidad, algo qué realmente te muestra la vida tal y como es, fría y vacía, una lucha incansable por alcanzar la felicidad y es verdad, intentamos alcanzar la felicidad como sea, tras el apoyo de un compañero, tras llorar largo y tendido con un amigo/a, por esa sensación, de durante unos minutos, felicidad.
La felicidad es algo qué todos deseamos, un juego nuevo, unos zapatos, una camisa, algo qué nos haga sentir qué realmente merece la pena seguir hacia delante. Luchamos con toda nuestra fuerza, por conseguir qué algo o alguien nos haga ser felices, al menos, por un tiempo.
Recuerdo, qué una vez, hablando con un niño, le pregunté: ¿Oye, qué es para ti la felicidad? a lo qué me contestó con la sinceridad de un niño, "la felicidad para mi, es qué mi papá y mi mamá jueguen conmigo" "me gusta mucho qué jueguen conmigo, porque siempre me río mucho" el niño, solo quería jugar con sus padres para ser feliz, solo eso.
Lo qué quiero decir, es qué si tienes posibilidad de hacer feliz a una persona, hazlo y si la ves sonreír, sabrás qué es por ti, por qué la has hecho feliz y esa sensación, es la mejor del mundo.
Los sentimientos, cuando realmente crees qué eres feliz, llega algo, qué te devuelve a la realidad, algo qué realmente te muestra la vida tal y como es, fría y vacía, una lucha incansable por alcanzar la felicidad y es verdad, intentamos alcanzar la felicidad como sea, tras el apoyo de un compañero, tras llorar largo y tendido con un amigo/a, por esa sensación, de durante unos minutos, felicidad.
La felicidad es algo qué todos deseamos, un juego nuevo, unos zapatos, una camisa, algo qué nos haga sentir qué realmente merece la pena seguir hacia delante. Luchamos con toda nuestra fuerza, por conseguir qué algo o alguien nos haga ser felices, al menos, por un tiempo.
Recuerdo, qué una vez, hablando con un niño, le pregunté: ¿Oye, qué es para ti la felicidad? a lo qué me contestó con la sinceridad de un niño, "la felicidad para mi, es qué mi papá y mi mamá jueguen conmigo" "me gusta mucho qué jueguen conmigo, porque siempre me río mucho" el niño, solo quería jugar con sus padres para ser feliz, solo eso.
Lo qué quiero decir, es qué si tienes posibilidad de hacer feliz a una persona, hazlo y si la ves sonreír, sabrás qué es por ti, por qué la has hecho feliz y esa sensación, es la mejor del mundo.
domingo, 29 de septiembre de 2013
Harto y cansado
Todo comienza, con un chico de unos 23 años, está en la flor de la vida, debería estar feliz por el simple hecho de tener esa edad, el chico, es alto, moreno, con ojos verdes y con una carismática mirada. El siempre fue feliz, estubo acompañado por sus amigos y por su familia.
Un día, sin esperarlo, tras unos acontecimientos y unas discursiones, de estar acompañado, se quedó solo, absolutamente solo. Solo le queda a su padre y a su madre, pensareis qué no es para tanto. Y la verdad es qué si lo es, estar solo, es lo más duro qué os podéis imaginar, lo digo desde la propia experiencia, estar solo te hace ser muy fuerte, muy duro/a y muy solitario (sí, suena raro, pero es así)
Llega el punto, en el qué todo te molesta, no te gusta nada ni nadie, solo eres un trozo de hielo andante, sin corazón, con una mirada perdida en el infinito, llega el punto, en el qué tus palabras con los demás son tan duras, qué te hacen pensar si aun tienes sentimientos.
La soledad, es tener qué aguantar todo, sin qué nadie te ayude, tener qué ser tu propio hombro sobre el qué llorar en momentos de desesperación, ser tu propio psicólogo, autoaconsejarte. Y lo peor de la soledad, es tener qué ver, como los demás si tienen pareja, amigos, etc..
El colmo de la soledad, a parte de tener la soledad es qué tengas a gente cerca y aun así estar solo, qué solo te quieran para que les escuches y les aconsejes, mientras qué a ti, nadie te escucha y te aconseja. Y en este grupo, en el colmo de la soledad, es donde actualmente me encuentro yo, sumando la soledad de tener qué aguantarme todo, que nadie me ayude, etc.. y tener qué dar consejos a falsos amigos.
Solo.. estoy solo, harto y cansado...
Un día, sin esperarlo, tras unos acontecimientos y unas discursiones, de estar acompañado, se quedó solo, absolutamente solo. Solo le queda a su padre y a su madre, pensareis qué no es para tanto. Y la verdad es qué si lo es, estar solo, es lo más duro qué os podéis imaginar, lo digo desde la propia experiencia, estar solo te hace ser muy fuerte, muy duro/a y muy solitario (sí, suena raro, pero es así)
Llega el punto, en el qué todo te molesta, no te gusta nada ni nadie, solo eres un trozo de hielo andante, sin corazón, con una mirada perdida en el infinito, llega el punto, en el qué tus palabras con los demás son tan duras, qué te hacen pensar si aun tienes sentimientos.
La soledad, es tener qué aguantar todo, sin qué nadie te ayude, tener qué ser tu propio hombro sobre el qué llorar en momentos de desesperación, ser tu propio psicólogo, autoaconsejarte. Y lo peor de la soledad, es tener qué ver, como los demás si tienen pareja, amigos, etc..
El colmo de la soledad, a parte de tener la soledad es qué tengas a gente cerca y aun así estar solo, qué solo te quieran para que les escuches y les aconsejes, mientras qué a ti, nadie te escucha y te aconseja. Y en este grupo, en el colmo de la soledad, es donde actualmente me encuentro yo, sumando la soledad de tener qué aguantarme todo, que nadie me ayude, etc.. y tener qué dar consejos a falsos amigos.
Solo.. estoy solo, harto y cansado...
lunes, 23 de septiembre de 2013
Un sutil y pequeño cambio
Ya son muchas cosas las que tengo en la cabeza, muchos
pensamientos cruzados que van y vienen. A momentos me inclino hacia un
objetivo, otras veces persigo otros. Un cambio constante, caótico, sin utilidad
alguna. Me dejo arrastrar por la corriente, y mientras el tiempo pasa, mis
cualidades personales se pierden y degeneran en malos hábitos.
Hace tiempo ya descubrí que la clave para el cambio estaba en
los hábitos. Pero recientemente he decidido cobijarme en la placentera
tranquilidad que me aportan los juegos como el League of Legends, y el hecho de
adoptar una mentalidad tan pasota me hace sentir a gusto con la vida, ya que
nada importa. Vivo abstraído, ajeno al mundo real, vivo por nada, y no siento
ningún tipo de interés por las cosas que pasan a mi alrededor. Como un niño que
cierra los ojos para no ver los monstruos que esconden las sombras de su
habitación, yo elegí refugiarme en la oscuridad y el vacío, en la nada. Y cada
vez que me he planteado salir lo he visto como algo negativo.
Una parte de mí quiere cambiar porque sé que este camino no me
conduce a nada. Tengo las ideas muy desordenadas, y aunque a veces logre
rescatar atisbos de cordura originadas por mi propio ser, por mi esencia, por
la parte más pura de mi mente, me rodea un conjunto de malos hábitos y de
estímulos negativos que me impiden salir de este vórtice, catalogado como vicio
y adicción a los videojuegos.
El cambio, para ser efectivo, debe realizarse poco a poco, pero
requiere de un esfuerzo inicial. Requiere sacrificio constante, ceder ante la
parte racional apartando el instinto que nos conduce a los hábitos antiguos. Se
debe estar alerta ante esos estímulos internos que nos incitan a actuar de la
forma que conocemos, y eso requiere concentración. Al principio cuesta, es muy
duro, pero en cosa de un mes se empieza a mantener con menos esfuerzo el ritmo,
pero en cuanto bajas la guardia los fantasmas del pasado acechan de nuevo, y
esa segunda fase es la segunda gran batalla contra ti mismo, pues el yo del
pasado vuelve al ataque y se empieza a replantear la validez del cambio
efectuado.
Una dura batalla contra ti mismo que requiere de un plan claro,
conciso y contundente, sin titubeos. Sufrir es inevitable, y sin el cambio lo
único que uno hace es posponer el sufrimiento, el cuál volverá con más fuerza
cargado de lamentaciones y de culpabilidad. El futuro se presagia negro
mientras el presente se consume a la velocidad de la luz. Es fácil dejarse
llevar, por supuesto que lo es. Pero la libertad que tiene un hombre es su
condena si dicho hombre no está dispuesto a forjar su destino.
miércoles, 28 de agosto de 2013
Desmotivación
Todo empezó, cuando él era pequeño, el niño tenía 3 años y siempre le
gustaba estar con su familia, sus primos y primas, sus tíos, siempre estaba
riendo, vamos, lo normal cuando se tiene esa edad. De repente, un día, sus
padres y el, se van lejos, a unos 700KM y empiezan una nueva vida, el pobre
niño, no podía hacer amigos, era demasiado tímido y estaba regordete, siempre
se metían con él, le insultaban.. incluso, le pegaban. Con el paso de los años,
esa soledad que cada vez estaba más dentro de él, pero consiguió hacer amigos,
ya volvía a sonreír, a jugar con sus juguetes, a adelgazar un poquito.. pero un
día, sus padres por motivos de trabajo, se tuvieron que volver a ir, volvieron
a su lugar de nacimiento, el niño ya tenía 12 años y por aquel entonces, ya
empezó a ir al Instituto.
En el instituto, volvió todo, las burlas, los insultos.. pero el chico, decidió cambiar, decidió usar esa soledad, para crear un tapiz de misterio y penumbra, le funcionó, de repente, todos empezaron a verlo de otra manera, a intentar ser sus amigos y a parecerse a él, le costó mucho tiempo conseguir eso.. ¡4 años! son muchos días de sufrimiento, para un joven de 12 a 16 años.. tras pasar todo eso, conseguir que el, fuese de las personas "populares".. sus padres, de nuevo, por motivos de trabajo, tuvieron que irse de allí, a un pueblo muy cercano, a unos 50KM y volver a empezar de 0, es decir, de nuevo la soledad, de tener que hacer unos amigos y de no poder hablar con nadie.
El chico, empezó a estudiar algo que le apasionaba, electricidad.. y ¡encontró una verdadera pasión por ello! pero claro, el nunca tiene suerte, siempre estaba solo, todas las chicas con las que conseguía estar, lo dejaban pronto, nunca tuvo una relación seria, y, a esas edades, ya tienes ganas de una relación seria.. el chico, consiguió, sacar su titulo de electricista.. pero él no estaba contento, el decía: "es qué, siempre estoy solo".
El chico, no podía hablar con nadie, su padre.. demasiado orgulloso como para comprender a su hijo.. y a su madre, no le podía decir nada, por qué le daba vergüenza.. siempre estaba solo, nunca podía tener dinero para salir con sus amigos a tomarse una caña, o a jugar un billar, o al cine.. los pobres, lo pasaban mal.. siempre se quedaba en casa, salía muy poco o nada.
Un día, conoció a una chica, y la cosa empezaba a pintar bien, se conocieron, cenaron varias veces, estuvieron de fiesta y decidieron hacerse pareja, todo bien, si no fuera por el hecho, de que ella solo lo quería porque el pobre, pudiese como pudiese, le invitaba a todo, al cine, a cenar, a la discoteca. El era siempre muy amable, pero un día, el chico, ya no podía más, y le dijo qué no podía pagar más cosas, que tendría ella que empezar a pagar, desde ese día, el chico, está soltero.. esa chica, lo denunció por malos tratos y acoso sexual, por suerte para el chico, el juicio lo ganó y no tuvo que pagar nada.
Desde aquel día, a sus 18 años, empezó a ser como él se describía "una piedra andante", dejó de confiar, dejó de hablar, dejó de reír, incluso.. dejó de llorar. Se prometió aquel día, que nadie más, le iba a hacer daño.
Y lo cumplió, hasta los 23 años, que un día, conoció a una chica qué, bueno, congeniaban muy bien, había química, eran tal para cual.. pero.. por circunstancias, que ya conté.. el chico.. volvió a sentir, volvió a hablar, volvió a reír.. y si.. tras el batacazo.. volvió a llorar.
Esto, querida gente qué lee mi blog, es la historia de mi vida. Mi vida es una mierda, mi madre está enferma de esclerosis múltiple, mi padre tiene 2 hernias discales.. y yo, tengo qué soportar esta vida.
En el instituto, volvió todo, las burlas, los insultos.. pero el chico, decidió cambiar, decidió usar esa soledad, para crear un tapiz de misterio y penumbra, le funcionó, de repente, todos empezaron a verlo de otra manera, a intentar ser sus amigos y a parecerse a él, le costó mucho tiempo conseguir eso.. ¡4 años! son muchos días de sufrimiento, para un joven de 12 a 16 años.. tras pasar todo eso, conseguir que el, fuese de las personas "populares".. sus padres, de nuevo, por motivos de trabajo, tuvieron que irse de allí, a un pueblo muy cercano, a unos 50KM y volver a empezar de 0, es decir, de nuevo la soledad, de tener que hacer unos amigos y de no poder hablar con nadie.
El chico, empezó a estudiar algo que le apasionaba, electricidad.. y ¡encontró una verdadera pasión por ello! pero claro, el nunca tiene suerte, siempre estaba solo, todas las chicas con las que conseguía estar, lo dejaban pronto, nunca tuvo una relación seria, y, a esas edades, ya tienes ganas de una relación seria.. el chico, consiguió, sacar su titulo de electricista.. pero él no estaba contento, el decía: "es qué, siempre estoy solo".
El chico, no podía hablar con nadie, su padre.. demasiado orgulloso como para comprender a su hijo.. y a su madre, no le podía decir nada, por qué le daba vergüenza.. siempre estaba solo, nunca podía tener dinero para salir con sus amigos a tomarse una caña, o a jugar un billar, o al cine.. los pobres, lo pasaban mal.. siempre se quedaba en casa, salía muy poco o nada.
Un día, conoció a una chica, y la cosa empezaba a pintar bien, se conocieron, cenaron varias veces, estuvieron de fiesta y decidieron hacerse pareja, todo bien, si no fuera por el hecho, de que ella solo lo quería porque el pobre, pudiese como pudiese, le invitaba a todo, al cine, a cenar, a la discoteca. El era siempre muy amable, pero un día, el chico, ya no podía más, y le dijo qué no podía pagar más cosas, que tendría ella que empezar a pagar, desde ese día, el chico, está soltero.. esa chica, lo denunció por malos tratos y acoso sexual, por suerte para el chico, el juicio lo ganó y no tuvo que pagar nada.
Desde aquel día, a sus 18 años, empezó a ser como él se describía "una piedra andante", dejó de confiar, dejó de hablar, dejó de reír, incluso.. dejó de llorar. Se prometió aquel día, que nadie más, le iba a hacer daño.
Y lo cumplió, hasta los 23 años, que un día, conoció a una chica qué, bueno, congeniaban muy bien, había química, eran tal para cual.. pero.. por circunstancias, que ya conté.. el chico.. volvió a sentir, volvió a hablar, volvió a reír.. y si.. tras el batacazo.. volvió a llorar.
Esto, querida gente qué lee mi blog, es la historia de mi vida. Mi vida es una mierda, mi madre está enferma de esclerosis múltiple, mi padre tiene 2 hernias discales.. y yo, tengo qué soportar esta vida.
martes, 27 de agosto de 2013
Ella amará a otro hombre
ELLA AMARÁ A OTRO HOMBRE
Ella amará a otro hombre.
Yo voy lejos, andando hacia el olvido.
Y puede suceder que alguien me nombre,
pero ella fingirá no haber oído.
Ella amará a otro hombre:
el tiempo pasa y el amor finaliza,
y es natural que lo que fue una brasa
acabe convirtiéndose en ceniza.
Aunque nadie lo quiera,
envejecen las vidas y las cosas,
y es natural también que en primavera
los rosales den rosas.
Es natural. Por eso,
ella amará a otro hombre, y está bien.
No sé si ya olvidó mi último beso,
ni me importa con quién.
Pero quizás, un día,
oyendo una canción,
sentirá que esa vieja melodía
le cambia el ritmo de su corazón.
O será algún vestido
que yo le conocí,
o el olor del jardín cuando ha llovido,
pero algún día ha de pensar en mí.
O puede ser un gesto,
un modo de mirar,
o ciertas calles, o un botón mal puesto,
o una hoja seca que voló al azar.
Y de alguna manera
tendrá que recordarme, sin querer,
escuchando unos pasos en la acera
como los míos al atardecer.
Será en algún momento,
no importa cuándo o dónde, aquí o allá,
porque el amor, por parecerse al viento,
parece que se ha ido y no se va.
Y si en ese momento ella suspira
y él pregunta por qué,
le tendrá que inventar una mentira
para que nunca sepa por qué fue.
Y él no verá esa huella,
eso tan mío en lo que ya perdí;
y, aunque la pueda amar más que yo a ella,
ella no podrá amarlo más que a mí..!
Sólamente, me apetecía publicarlo. Ya que pocas veces, puedes ver una poesia tan buena, leida por un grande, qué con las palabras, te haga sentir, cómo si estubieras dentro, del susodicho poema.
Ella amará a otro hombre.
Yo voy lejos, andando hacia el olvido.
Y puede suceder que alguien me nombre,
pero ella fingirá no haber oído.
Ella amará a otro hombre:
el tiempo pasa y el amor finaliza,
y es natural que lo que fue una brasa
acabe convirtiéndose en ceniza.
Aunque nadie lo quiera,
envejecen las vidas y las cosas,
y es natural también que en primavera
los rosales den rosas.
Es natural. Por eso,
ella amará a otro hombre, y está bien.
No sé si ya olvidó mi último beso,
ni me importa con quién.
Pero quizás, un día,
oyendo una canción,
sentirá que esa vieja melodía
le cambia el ritmo de su corazón.
O será algún vestido
que yo le conocí,
o el olor del jardín cuando ha llovido,
pero algún día ha de pensar en mí.
O puede ser un gesto,
un modo de mirar,
o ciertas calles, o un botón mal puesto,
o una hoja seca que voló al azar.
Y de alguna manera
tendrá que recordarme, sin querer,
escuchando unos pasos en la acera
como los míos al atardecer.
Será en algún momento,
no importa cuándo o dónde, aquí o allá,
porque el amor, por parecerse al viento,
parece que se ha ido y no se va.
Y si en ese momento ella suspira
y él pregunta por qué,
le tendrá que inventar una mentira
para que nunca sepa por qué fue.
Y él no verá esa huella,
eso tan mío en lo que ya perdí;
y, aunque la pueda amar más que yo a ella,
ella no podrá amarlo más que a mí..!
sábado, 24 de agosto de 2013
Noches en vela.
Suele pasar que a veces uno se desvela, pues hay algo que no nos deja
tranquilos. Pensamientos que nos invaden atados fuertemente a algún tipo
de emociones, y por lo general relacionados con otras personas, son los
responsables de nuestro desvelo. Y aunque sepamos que algo está
comiéndonos por dentro y que no debemos hacerle caso, inconscientemente
volvemos una y otra vez a darle vueltas a la cabeza, porque nuestra
inseguridad provoca que nuestra mente quiera cerciorarse de que estamos
preparados para lo que viene.
Pero hay cosas para las que ni en un millón de noches sin dormir podríamos prepararnos, o predecir que iban a suceder. Y por lo general suelen ser la mayoría. Entonces, ¿ por qué insiste nuestro subconsciente en intentar adelantarse al futuro? ¿ acaso tenemos tanto miedo de salir perjudicados que intentamos construir un muro de seguridad a base de planes y comportamientos para situaciones hipotéticas?
Nuestra inseguridad es normal, nadie tiene la absoluta seguridad de que mañana vaya a ver el sol de nuevo, y nuestra mente lo sabe y no se pasa las noches intentando predecir qué puede ser lo que nos prive del nuevo día. En cambio la noche antes de ver a aquella persona que tanto nos importaba hace tiempo nuestra cabeza empieza a sacar mierda y recuerdos dolorosos para que no cometamos de nuevo el mismo error.
Nadie nos asegura que las cosas vayan a salir bien, y a nuestra mente no le vale con saberlo. Nuestra mente busca seguridad, confianza, sentirse fuera del alcance de cualquier amenaza. Y no es fácil conseguir algo como eso en mitad de una noche en vela. Pero al final el cansancio se apodera de nosotros y nuestra cabeza abandona sus divagaciones paranoicas a la fuerza. Pero tranquilo, volverán.
Dedico esta entrada a todas las personas que alguna vez buscaron una explicación para su desvelo y os confieso que no estáis solos, yo también estoy en vela. Y todo por un simple "hola".
Pero hay cosas para las que ni en un millón de noches sin dormir podríamos prepararnos, o predecir que iban a suceder. Y por lo general suelen ser la mayoría. Entonces, ¿ por qué insiste nuestro subconsciente en intentar adelantarse al futuro? ¿ acaso tenemos tanto miedo de salir perjudicados que intentamos construir un muro de seguridad a base de planes y comportamientos para situaciones hipotéticas?
Nuestra inseguridad es normal, nadie tiene la absoluta seguridad de que mañana vaya a ver el sol de nuevo, y nuestra mente lo sabe y no se pasa las noches intentando predecir qué puede ser lo que nos prive del nuevo día. En cambio la noche antes de ver a aquella persona que tanto nos importaba hace tiempo nuestra cabeza empieza a sacar mierda y recuerdos dolorosos para que no cometamos de nuevo el mismo error.
Nadie nos asegura que las cosas vayan a salir bien, y a nuestra mente no le vale con saberlo. Nuestra mente busca seguridad, confianza, sentirse fuera del alcance de cualquier amenaza. Y no es fácil conseguir algo como eso en mitad de una noche en vela. Pero al final el cansancio se apodera de nosotros y nuestra cabeza abandona sus divagaciones paranoicas a la fuerza. Pero tranquilo, volverán.
Dedico esta entrada a todas las personas que alguna vez buscaron una explicación para su desvelo y os confieso que no estáis solos, yo también estoy en vela. Y todo por un simple "hola".
miércoles, 7 de agosto de 2013
Amor (3)
Amor, esas 4 letras qué hacen sufrir tanto a una persona y qué pueden cambiar la relación de 2 personas al decir 2 simples palabras "Te Quiero". Pues si, todo puede cambiar en una relación al decir "te quiero" o "estoy enamorado/a de ti". No hace mucho, a mi mismo me pasó, que conocí a una chica, y empezamos a hablar, a conocernos y esas cosas, en unos días, se había convertido en alguien imprescindible para mi, le contaba todo, mis sentimientos más ocultos, mis temores, todo. Día a día me fui dando cuenta de que cuándo estaba con ella, yo estaba feliz como no estaba desde hacía años, sonreía, me reía, gastaba incluso bromas a algunos amigos. Si, empezaba a sentir algo más que amistad por ella.
Según nos tienen acostumbrados esas películas de amor, se supone que al decirle que la/lo quieres, el/ella te corresponderá, pero no siempre es así. En mi caso, al decir, qué sentía algo más que amistad por ella, la cosa cambió radicalmente, fue como si la semilla del árbol que juntos plantamos en señal de amistad, la arrancásemos de raíz, hasta tal punto, de qué ni un "¿Cómo estas?". El decirle que sentía algo mas que amistad, me costó su amistad, su comprensión, su oído, sus consejos.
Solo os digo una cosa, me arrepiento cada noche de haber dicho eso, pero, también hay que decirlo, porque no siempre va a pasar lo que me pasa a mi.
Según nos tienen acostumbrados esas películas de amor, se supone que al decirle que la/lo quieres, el/ella te corresponderá, pero no siempre es así. En mi caso, al decir, qué sentía algo más que amistad por ella, la cosa cambió radicalmente, fue como si la semilla del árbol que juntos plantamos en señal de amistad, la arrancásemos de raíz, hasta tal punto, de qué ni un "¿Cómo estas?". El decirle que sentía algo mas que amistad, me costó su amistad, su comprensión, su oído, sus consejos.
Solo os digo una cosa, me arrepiento cada noche de haber dicho eso, pero, también hay que decirlo, porque no siempre va a pasar lo que me pasa a mi.
viernes, 12 de julio de 2013
Gente Honrada
Sólo le pasan cosas malas a la gente buena, esto es así y es una realidad, que por mucho que nos cueste creer y aceptar, se ve día a día, no hace mucho, me enteré que un familiar cercano a mi, le diagnosticaron una enfermedad degenerativa de los músculos y pérdida de sensibilidad.
A día de hoy, aún me torturo durante el día y la noche, es un cambio radical en la vida de cualquier persona que sufra una enfermedad de este estilo, la presión que siente, las ganas de llorar, la impotencia de no poder hacer nada.. Todo esto solo tiene una solución, esperar, esperar a que día a día mejore o empeore, es decir, esperar con impotencia de no saber cómo va a resurgir al día siguiente, ni como va a pasar el día, si dormirá en casa o en el hospital.
Es una tortura, que por desgracia, muchos conocen y sufren en su misma piel, tanto enfermo como pariente cercano (hijo, padre, madre). Es muy doloroso, lo cuento desde mi punto de vista, ya que ver como va pasando a peor sin poder hacer nada, no es plato de buen gusto para nadie, pero bueno ya dije una vez en este blog que la vida es una carretera que tiene muchos caminos, al final todos van al mismo lugar, pero algunos cuesta más llegar al destino y por otros, es algo mas sencillo.
Lo que quiero decir con esta entrada, es, qué aprovechéis todos los instantes que podáis con vuestros familiares cercanos, gente querida por vosotros, porque puede ser, que un día se levante y ya no vuelva a ser el mismo/a.
PD: Gracias mamá por todo este tiempo que has dedicado a cuidarme cuándo estube yo enfermo, ahora me toca devolverte el favor.
A día de hoy, aún me torturo durante el día y la noche, es un cambio radical en la vida de cualquier persona que sufra una enfermedad de este estilo, la presión que siente, las ganas de llorar, la impotencia de no poder hacer nada.. Todo esto solo tiene una solución, esperar, esperar a que día a día mejore o empeore, es decir, esperar con impotencia de no saber cómo va a resurgir al día siguiente, ni como va a pasar el día, si dormirá en casa o en el hospital.
Es una tortura, que por desgracia, muchos conocen y sufren en su misma piel, tanto enfermo como pariente cercano (hijo, padre, madre). Es muy doloroso, lo cuento desde mi punto de vista, ya que ver como va pasando a peor sin poder hacer nada, no es plato de buen gusto para nadie, pero bueno ya dije una vez en este blog que la vida es una carretera que tiene muchos caminos, al final todos van al mismo lugar, pero algunos cuesta más llegar al destino y por otros, es algo mas sencillo.
Lo que quiero decir con esta entrada, es, qué aprovechéis todos los instantes que podáis con vuestros familiares cercanos, gente querida por vosotros, porque puede ser, que un día se levante y ya no vuelva a ser el mismo/a.
PD: Gracias mamá por todo este tiempo que has dedicado a cuidarme cuándo estube yo enfermo, ahora me toca devolverte el favor.
domingo, 7 de julio de 2013
Caminar.
La vida tiene etapas, y como seres humanos nos gusta delimitar las
cosas, ponerles nombre y tener clara nuestra opinión acerca de ellas
poniéndoles adjetivos. De este modo nuestra mente es capaz de ubicarse
mejor en el tiempo, creando una sensación de autenticidad que nos
alivia. Si en el pasado hubo un error, fue en otro tiempo, ya no somos
aquella persona. Ahora es diferente. Eso es lo que nos gusta pensar.
En realidad éste es un enfoque más del asunto, posiblemente el más
común. Existen otros puntos de vista, pues a cada persona le van mejor
unos que otros. Suele coincidir que al final de las etapas más
trascendentales de nuestra vida nos autoevaluamos y sacamos
conclusiones, la mayoría de las veces precipitadas y erróneas.
Delitimamos el principio y el fin de cada tramo con uno o varios
acontecimientos, aumentando la importancia que le damos a éstos y
viéndolos como causantes principales de lo que vino después. De este
modo nos olvidamos de los pequeños detalles que realmente dieron lugar a
todo. Así se crean las conclusiones equivocadas y nuestra lección está
mal aprendida.
Personalmente me considero en una etapa intermedia de mi vida, una etapa
puente. Creo que he ido dejando atrás muchos lastres que me
dificultaban avanzar en mi viaje, tanto conceptuales y emocionales como
materiales. Algunos de estos lastres han sido abandonados por decisión
propia, otros se han ido solos por su propio peso, ya que cuanto más nos
retiene algo mayor es la fuerza que usamos para seguir caminando y de
este modo lo que no te mata te hace más fuerte. Por eso mismo aprendí a
identificar los lastres más gordos y a eliminarlos. Pero luego comprendí
que los lastres grandes no eran los que me frenaban y me impedían ver
el resto de lastres pequeños que, en conjunto, eran los que realmente
ralentizaban mi avance.
Los defectos de cada uno son difíciles de borrar. Mi obsesión con mis
lastres ha acabado por desfigurar el sentido de mi viaje y me he
encontrado perdido entre la maleza, a leguas de distancia del camino.
Por mirar a mis pies y querer cambiar mi forma de caminar perdí el
rumbo, y con él mi horizonte. Pero al darme cuenta de esto pensé que era
una buena oportunidad para replantearme mis metas. Ya había abandonado
el camino, y lo único que quedaba del pasado eran aquellos lastres
permanentes. Me centré en caminar e intenté olvidarme de los lastres,
pero su constante fuerza dificultaba mi búsqueda de un nuevo horizonte.
Finalmente me senté a esperar. Estuve allí sentado con mis lastres un
tiempo, hasta que me acostumbré a su presencia. Resultaba que mientras
no tuviera que andar no me molestaban. Pero no podía quedarme allí
sentado para siempre, y me puse en pie.
Ahora camino de nuevo todavía sin rumbo fijo. Junto a mí se arrastran
los recuerdos que me atormentan en sueños invitándome a volver sobre mis
pasos. Quiero correr pero no puedo, el peso de los errores me retiene.
No hay más decisiones que tomar, pues aunque el suelo alrededor esté
formado por guijarros y tierra árida algún día me cruzaré con un
sendero, y para entonces estos lastres que llevo me habrán dado la
fuerza necesaria para superar las adversidades.
Y si no, pues sonreiré.
viernes, 5 de julio de 2013
Pensar
Un día te levantas y piensas.
Porque eso es lo que hacemos todos cada mañana, levantarnos y pensar. Dejamos atrás nuestro sueño poco a poco y nos sumergimos de nuevo en "la vida real". Y lo hacemos pensando.
Cuando dormimos, no pensamos. Tampoco recordamos. Inventamos. Nuestros pensamientos y recuerdos se juntan con las percepciones que tenemos de "la vida real", alterando los factores individualmente, dejando sólo ciertas conexiones lógicas imprescindibles para comprender nuestros sueños. Por la noche nuestro cerebro se convierte en una imprenta que elabora historias complejas vinculadas con nuestros sentimientos, y el resultado es un diario en forma de recuerdo del cual rescatamos sólo las partes más importantes o que más nos llaman la atención.
Pero te levantas y piensas. Entonces ya has abandonado aquella fábrica de recuerdos. Ahora piensas, tienes el control de tu mente y de tu cuerpo, y tus acciones tienen repercusiones sobre tu futuro. Tomas decisiones, aunque tu decisión sea no tomar ninguna decisión. Eso también tendrá consecuencias, porque al fin y al cabo en "la vida real" todo nos influye. Si gritas, el eco de tu voz viajará por el espacio a millones de años luz de distancia en proporciones infinitesimales, pero viajará. No hay barreras a la cadena de causa y efecto que mueve esta dimensión. Y no puedes pararte aunque quieras.
Un día te levantas y piensas, pero tus pensamientos no te aportarán felicidad, ni te concederán sabiduría. Porque tus pensamientos son sólo una herramienta barata que la naturaleza te ha dado para comprender mejor la complejidad de tu entorno. Y esa herramienta sólo funciona en esta dimensión, donde todo fluye. Hagas lo que hagas acabarás a dos metros bajo el suelo mientras tus hijos, nietos y demás familiares lloran por ti y continúan su viaje por "la vida real". Y aún sabiendo esto, te levantas, despiertas, sales de ese mundo de sueños para avanzar un día más en tu camino. ¿Por qué? No son tus pensamientos quienes te indican lo que debes hacer. Son tus emociones.
Un día te levantas y sientes, al igual que cada mañana, que quieres volver a dormirte....
La vida es como un camino, hay caminos para todas direcciones, no tengas miedo de perderte, todos los caminos llegan a la misma salida, en algunos tropezarás y caerás, pero recuerda, caerse es un privilegio, levantarse una obligación.
Porque eso es lo que hacemos todos cada mañana, levantarnos y pensar. Dejamos atrás nuestro sueño poco a poco y nos sumergimos de nuevo en "la vida real". Y lo hacemos pensando.
Cuando dormimos, no pensamos. Tampoco recordamos. Inventamos. Nuestros pensamientos y recuerdos se juntan con las percepciones que tenemos de "la vida real", alterando los factores individualmente, dejando sólo ciertas conexiones lógicas imprescindibles para comprender nuestros sueños. Por la noche nuestro cerebro se convierte en una imprenta que elabora historias complejas vinculadas con nuestros sentimientos, y el resultado es un diario en forma de recuerdo del cual rescatamos sólo las partes más importantes o que más nos llaman la atención.
Pero te levantas y piensas. Entonces ya has abandonado aquella fábrica de recuerdos. Ahora piensas, tienes el control de tu mente y de tu cuerpo, y tus acciones tienen repercusiones sobre tu futuro. Tomas decisiones, aunque tu decisión sea no tomar ninguna decisión. Eso también tendrá consecuencias, porque al fin y al cabo en "la vida real" todo nos influye. Si gritas, el eco de tu voz viajará por el espacio a millones de años luz de distancia en proporciones infinitesimales, pero viajará. No hay barreras a la cadena de causa y efecto que mueve esta dimensión. Y no puedes pararte aunque quieras.
Un día te levantas y piensas, pero tus pensamientos no te aportarán felicidad, ni te concederán sabiduría. Porque tus pensamientos son sólo una herramienta barata que la naturaleza te ha dado para comprender mejor la complejidad de tu entorno. Y esa herramienta sólo funciona en esta dimensión, donde todo fluye. Hagas lo que hagas acabarás a dos metros bajo el suelo mientras tus hijos, nietos y demás familiares lloran por ti y continúan su viaje por "la vida real". Y aún sabiendo esto, te levantas, despiertas, sales de ese mundo de sueños para avanzar un día más en tu camino. ¿Por qué? No son tus pensamientos quienes te indican lo que debes hacer. Son tus emociones.
Un día te levantas y sientes, al igual que cada mañana, que quieres volver a dormirte....
La vida es como un camino, hay caminos para todas direcciones, no tengas miedo de perderte, todos los caminos llegan a la misma salida, en algunos tropezarás y caerás, pero recuerda, caerse es un privilegio, levantarse una obligación.
lunes, 24 de junio de 2013
En un rincon de mi mundo
Un pequeño chiquillo de apenas 6 años se encontraba en mitad de la
carretera llorando, llamando a gritos a su mamá. Una joven se acercó al
chico y lo llevó a la acera, donde le preguntó que cómo había llegado
hasta allí. El niño no respondió, y en su lugar se aferró a su pierna
con fuerza y dejó de llorar. La chica no sabía cómo reaccionar. Le
acarició la cabecita y no pudo evitar sentir un instinto maternal
invadiendo todo su cuerpo. Así estuvieron varios minutos, y el chico no
aflojaba su abrazo. Al final la chica se agachó y el chiquillo la abrazó
por el cuello, hundiendo su cabeza en la negra cabellera de ella.
Aspiró su perfume y sonrió. La joven comenzó a sentir ganas de llorar,
pues podía sentir la soledad de aquella criaturita; una profunda
oscuridad que habitaba dentro del chiquillo. Podía sentir la huella de
su miedo y cómo llamaba en silencio a alguien. Lo rodeó con sus brazos,
allí, agachada en medio de la calle. Acarició de nuevo el suave pelo
moreno del chico. Cada vez sentía con más intensidad la penumbra que
habitaba en él. Ella misma empezó a sentir su miedo y la necesidad de
encontrar la seguridad. Quiso decirle algo para que el chico se sintiera
mejor, pero no se le ocurría nada. Entonces un par de lágrimas
empezaron a brotar de sus ojos, e incomprensiblemente se encontró
llorando, atrapada en un remolino de miedos, sombras y soledad. Abrazó
al chico con más fuerza y la oscuridad se hizo más intensa. Continuó
llorando con más intensidad, olvidándose por completo de dónde estaba.
Intentó luchar contra toda aquella oleada de sensaciones tenebrosas e
hirientes que amenazaban con apoderarse de ella. Quiso hacerse fuerte
por aquella inocente criatura abandonada que había acudido a ella para
buscar protección, para huir de aquella pesadilla de tinieblas. Cerró
los ojos con fuerza y trató de buscar en su interior el calor que
lograse ahuyentar las sombras. Aquella batalla se mantuvo durante una
eternidad, o eso le pareció.
Finalmente, el chico aflojó su abrazo y las sombras se disiparon. En su lugar sintió una oleada maravillosa de calidez, una sensación nacida en lo más profundo de su ser que se expandió a cada nervio, a cada punto de su cuerpo, y que terminó en una explosión de luz en su cabeza mientras todo su cuerpo se estremecía. Sintió cómo el chiquillo comenzaba a volverse etéreo entre sus brazos. Abrió los ojos y vio de reojo el cuerpo del niño desapareciendo como humo en el aire, mientras la calidez que sentía se iba disipando. Y allí quedó, agachada en medio de la calle sin comprender nada de lo que había pasado. Se levantó, miró a su alrededor y no vio nada extraño. Continuó su camino hacia su casa recordando la experiencia.
Finalmente, el chico aflojó su abrazo y las sombras se disiparon. En su lugar sintió una oleada maravillosa de calidez, una sensación nacida en lo más profundo de su ser que se expandió a cada nervio, a cada punto de su cuerpo, y que terminó en una explosión de luz en su cabeza mientras todo su cuerpo se estremecía. Sintió cómo el chiquillo comenzaba a volverse etéreo entre sus brazos. Abrió los ojos y vio de reojo el cuerpo del niño desapareciendo como humo en el aire, mientras la calidez que sentía se iba disipando. Y allí quedó, agachada en medio de la calle sin comprender nada de lo que había pasado. Se levantó, miró a su alrededor y no vio nada extraño. Continuó su camino hacia su casa recordando la experiencia.
viernes, 21 de junio de 2013
Jugando
Un mundo nuevo se abría ante los ojos de Milo. Lleno de ilusión entró en
la tienda de juguetes del centro comercial al que había ido aquella
mañana con su familia. Emocionado, contuvo la respiración durante breves
instantes mientras se dejaba impresionar por un paisaje de animales de
peluche, aviones volando sigilosos, estanterías llenas de artilugios
intrigantes y niños, muchos niños jugando en silencio con los artículos
de los mostradores, todos ellos con una sonrisa en la cara.
Milo se adelantó hasta el mostrador más cercano y cogió entre sus manos una furgoneta amarilla con un mecanismo de cuerda. Giró la tuerca cinco veces y dejó el vehículo en el suelo para que iniciase una lenta travesía por el suelo pintado de cien tonos distintos de rojo, azul y amarillo. La furgoneta chocó de lleno contra la patita de un oso de peluche que una niña rubia, vestida de rosa, de apenas 7 años, sujetaba con una mano. La niña se agachó a recoger la furgoneta, y miró a Milo con aquellos ojos azules que denotaban la inocencia natural típica de los chiquillos de su edad. Extendió el brazo con la furgoneta hacia él y movió los labios, terminando con una mueca; sacando la lengua y dejando asomar parcialmente unos bonitos dientes blancos, entre los cuales faltaban un par de piezas. Milo se acercó a recoger el juguetito sin apenas mirar a la niña y se fue rápidamente, derrotado por su vergüenza. Se percató de que la furgoneta tenía un botón con el dibujo de una clave musical. Presionó el botón, y nada ocurrió. Se quedó de pie, cabizbajo y sosteniendo entre sus manos la furgoneta amarilla. La curiosidad se apoderó de él y giró levemente la cabeza para mirar a la niña del vestido rosa, la cual estaba entretenida atusando el pelaje del osito que sotenía. En ese preciso instante su mirada se dirigió hacia Milo. Fue aquella mirada, que se quedó grabada a fuego en su memoria, anclada a muchos de los sentimientos con los que identificaba su infancia. la que le dio valor suficiente para acercarse a la niña, poner una mano encima del osito y sonreir. Y aquella sonrisa pareció encontrar un hueco en el corazón de Milo, pues el joven chaval aprendió a sonreir aún siendo incapaz de escuchar sonido alguno.
Milo se adelantó hasta el mostrador más cercano y cogió entre sus manos una furgoneta amarilla con un mecanismo de cuerda. Giró la tuerca cinco veces y dejó el vehículo en el suelo para que iniciase una lenta travesía por el suelo pintado de cien tonos distintos de rojo, azul y amarillo. La furgoneta chocó de lleno contra la patita de un oso de peluche que una niña rubia, vestida de rosa, de apenas 7 años, sujetaba con una mano. La niña se agachó a recoger la furgoneta, y miró a Milo con aquellos ojos azules que denotaban la inocencia natural típica de los chiquillos de su edad. Extendió el brazo con la furgoneta hacia él y movió los labios, terminando con una mueca; sacando la lengua y dejando asomar parcialmente unos bonitos dientes blancos, entre los cuales faltaban un par de piezas. Milo se acercó a recoger el juguetito sin apenas mirar a la niña y se fue rápidamente, derrotado por su vergüenza. Se percató de que la furgoneta tenía un botón con el dibujo de una clave musical. Presionó el botón, y nada ocurrió. Se quedó de pie, cabizbajo y sosteniendo entre sus manos la furgoneta amarilla. La curiosidad se apoderó de él y giró levemente la cabeza para mirar a la niña del vestido rosa, la cual estaba entretenida atusando el pelaje del osito que sotenía. En ese preciso instante su mirada se dirigió hacia Milo. Fue aquella mirada, que se quedó grabada a fuego en su memoria, anclada a muchos de los sentimientos con los que identificaba su infancia. la que le dio valor suficiente para acercarse a la niña, poner una mano encima del osito y sonreir. Y aquella sonrisa pareció encontrar un hueco en el corazón de Milo, pues el joven chaval aprendió a sonreir aún siendo incapaz de escuchar sonido alguno.
Miradas
Sabes que alguien te mira y apartas los ojos de esa persona, y tras unos segundos miras de reojo para verificar si sigue obervándote. Es curioso que nos sintamos incómodos cuando alguien se para a contemplar los detalles que compartes con el mundo; una sonrisa tímida, unos ojos alegres, un cuerpo atractivo... Y cuando sabemos que nos miran, nos sentimos como maniquíes en un mostrador.
Aunque no siempre es así, hay miradas que no se fijan en detalles, sino que buscan transmitir un mensaje. Interpretar una mirada así puede ser tan difícil como contar los segundos que permanece clavada sobre nosotros. Pero a veces, sólo a veces, respondemos de forma automática a este tipo de miradas con otra mirada, y entonces el tiempo parece detenerse mientras nuestros ojos se cruzan, y todo alrededor se vuelve insignificante. Sólo tú eres lo esencial, y en ese pequeño vórtice temporal que nos envuelve siento mil emociones a la vez, y mi mente susurra: "ojalá no acabe nunca..."
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