Suele pasar que a veces uno se desvela, pues hay algo que no nos deja
tranquilos. Pensamientos que nos invaden atados fuertemente a algún tipo
de emociones, y por lo general relacionados con otras personas, son los
responsables de nuestro desvelo. Y aunque sepamos que algo está
comiéndonos por dentro y que no debemos hacerle caso, inconscientemente
volvemos una y otra vez a darle vueltas a la cabeza, porque nuestra
inseguridad provoca que nuestra mente quiera cerciorarse de que estamos
preparados para lo que viene.
Pero hay cosas para las que ni en un millón de noches sin dormir
podríamos prepararnos, o predecir que iban a suceder. Y por lo general
suelen ser la mayoría. Entonces, ¿ por qué insiste nuestro subconsciente
en intentar adelantarse al futuro? ¿ acaso tenemos tanto miedo de salir
perjudicados que intentamos construir un muro de seguridad a base de
planes y comportamientos para situaciones hipotéticas?
Nuestra inseguridad es normal, nadie tiene la absoluta seguridad de que
mañana vaya a ver el sol de nuevo, y nuestra mente lo sabe y no se pasa
las noches intentando predecir qué puede ser lo que nos prive del nuevo
día. En cambio la noche antes de ver a aquella persona que tanto nos
importaba hace tiempo nuestra cabeza empieza a sacar mierda y recuerdos
dolorosos para que no cometamos de nuevo el mismo error.
Nadie nos asegura que las cosas vayan a salir bien, y a nuestra mente no
le vale con saberlo. Nuestra mente busca seguridad, confianza, sentirse
fuera del alcance de cualquier amenaza. Y no es fácil conseguir algo
como eso en mitad de una noche en vela. Pero al final el cansancio se
apodera de nosotros y nuestra cabeza abandona sus divagaciones
paranoicas a la fuerza. Pero tranquilo, volverán.
Dedico esta entrada a todas las personas que alguna vez buscaron una
explicación para su desvelo y os confieso que no estáis solos, yo
también estoy en vela. Y todo por un simple "hola".
No hay comentarios:
Publicar un comentario