Un día te levantas y piensas.
Porque eso es lo que hacemos todos cada mañana, levantarnos y pensar.
Dejamos atrás nuestro sueño poco a poco y nos sumergimos de nuevo en "la
vida real". Y lo hacemos pensando.
Cuando dormimos, no pensamos. Tampoco recordamos. Inventamos. Nuestros
pensamientos y recuerdos se juntan con las percepciones que tenemos de
"la vida real", alterando los factores individualmente, dejando sólo
ciertas conexiones lógicas imprescindibles para comprender nuestros
sueños. Por la noche nuestro cerebro se convierte en una imprenta que
elabora historias complejas vinculadas con nuestros sentimientos, y el
resultado es un diario en forma de recuerdo del cual rescatamos sólo las
partes más importantes o que más nos llaman la atención.
Pero te levantas y piensas. Entonces ya has abandonado aquella fábrica
de recuerdos. Ahora piensas, tienes el control de tu mente y de tu
cuerpo, y tus acciones tienen repercusiones sobre tu futuro. Tomas
decisiones, aunque tu decisión sea no tomar ninguna decisión. Eso
también tendrá consecuencias, porque al fin y al cabo en "la vida real"
todo nos influye. Si gritas, el eco de tu voz viajará por el espacio a
millones de años luz de distancia en proporciones infinitesimales, pero
viajará. No hay barreras a la cadena de causa y efecto que mueve esta
dimensión. Y no puedes pararte aunque quieras.
Un día te levantas y piensas, pero tus pensamientos no te aportarán
felicidad, ni te concederán sabiduría. Porque tus pensamientos son sólo
una herramienta barata que la naturaleza te ha dado para comprender
mejor la complejidad de tu entorno. Y esa herramienta sólo funciona en
esta dimensión, donde todo fluye. Hagas lo que hagas acabarás a dos
metros bajo el suelo mientras tus hijos, nietos y demás familiares
lloran por ti y continúan su viaje por "la vida real". Y aún sabiendo
esto, te levantas, despiertas, sales de ese mundo de sueños para avanzar
un día más en tu camino. ¿Por qué? No son tus pensamientos quienes te
indican lo que debes hacer. Son tus emociones.
Un día te levantas y sientes, al igual que cada mañana, que quieres volver a dormirte....
La vida es como un camino, hay caminos para todas direcciones, no tengas miedo de perderte, todos los caminos llegan a la misma salida, en algunos tropezarás y caerás, pero recuerda, caerse es un privilegio, levantarse una obligación.
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