¿Sientes la llamada? ¿La atracción irresistible? Sólo de pensarlo se me acelera el pulso. Busca en el mundo, te reto, que no encontrarás magia más poderosa que la del amor. El hechizo de otro universo que nos atrapa con un abrazo cálido como las brasas de una hoguera en la noche de San Juan.
Pero, ¡ah, qué injusto es el mundo!. A veces el destino nos pone a prueba, como diciendo "Si tanto lo deseas, ve a por ello, haz sacrificios, no voy a ponértelo fácil". Mentiría si dijese que no me gusta tu juego, cupido. El peligro tiene algo excitante y atractivo.
No creo que importe el cómo ni el por qué, ni el dónde ni el para qué. Sólo veo importancia en cuándo, y sé que la respuesta es AHORA. Pero, Dios, la impaciencia me mata. Intento recuperar la cordura, pero ¿quién soy yo, simple mortal, para interferir en los planes del universo? Me siento cual marioneta colgando de los hilos de un destino caprichoso, a merced de cualquier contratiempo. Diría que lo odio, pero me encanta. Diría que es arriesgado, pero estoy más seguro que nunca de que, pase lo que pase, al final todo va a salir bien.
De una manera, o de otra.
Amigo mío, he aquí uno de los pequeños detalles, de el porqué elegí la segunda opción, por que como ya te dije, El peligro tiene algo excitante y atractivo, a día de hoy, soy más que feliz, mas adelante verás por qué.
¿Hasta mañana? Quien sabe, quizá si, pero quizá no me sienta inspirado para escribirlo por aquí.
El rincon del pensador
sábado, 27 de enero de 2018
He vuelto!
Como explicar todo lo sucedido en estos casi 4 años.. En dos simples palabras, estoy enamorado.
Cuándo una persona creé que no puede ser más desgraciado, cuando la vida te da más y más palos, solamente tienes dos posibles soluciones, aceptar el destino o plantar cara y decir que en tu vida mandas tu y que nadie más podrá decirte lo que tienes que hacer.
Amigo mío, espero que no tengas sueño, por que lo que voy a contar, es largo, tedioso y muy entretenido, te explicaré el por qué decidí escoger la segunda opción.
Cuándo una persona creé que no puede ser más desgraciado, cuando la vida te da más y más palos, solamente tienes dos posibles soluciones, aceptar el destino o plantar cara y decir que en tu vida mandas tu y que nadie más podrá decirte lo que tienes que hacer.
Amigo mío, espero que no tengas sueño, por que lo que voy a contar, es largo, tedioso y muy entretenido, te explicaré el por qué decidí escoger la segunda opción.
martes, 25 de marzo de 2014
Sonrisas
Ultimamente tengo demasiadas cosas en la cabeza, pero prácticamente me centro en hacer sonreir a las personas que me importan, porque sonreir, aunque parezca facil, es lo más díficil que pueda existir. Os lo digo desde la experiencia, conseguir sonreir, es prácitcamente imposible hacerlo por ti mismo, siempre debe haber, algo o alguien que te haga sonreir, un exámen aprobado o un amigo haciendo tonterias, pero siempre necesitas ese algo.
Recuerdo una vez, que escribí en otro sitio algo parecido, pero me apetecia comentarlo aquí, una sonrisa es lo más sencillo de conseguir de una persona, y es lo más gratificante, cuándo consigues hacer sonreir a alguien a quien aprecias y sabes que es por ti, la sensación es maravillosa.
Sonreir, es algo, que realmente refleja tu estado de ánimo, y que refleja si estas extresado, enfadado, triste, alegre.. se que hay veces, en las que sonreir es imposible, ya que hay situaciones insostenibles en los que tu ánimo está bajo o simplemente, no tienes ganas de sonreir.
Una vez leí, que sonreir, hace que veamos todo de manera distinta, un problema, afrontado con una sonrisa sigue siendo el mismo problema, pero siempre le ves más soluciones, esto quiere decir, que si a tu vida le pones una sonrisa, verás la vida de otra manera.
Por mucho que algo o alguien, te haga daño, tienes que hacer algo, para devolverte la sonrisa y continuar, ya que no te puedes permitir dejarte la vida en algo o alguien sin una sonrisa, si lo haces y fracasas, no habras desperdiciado ese tiempo y se que esto es dificil de creer, pero se por experiencia, que si tienes una sonrisa y un ánimo alto, podrás hacer frente a todo lo que venga.
Recuerdo una vez, que escribí en otro sitio algo parecido, pero me apetecia comentarlo aquí, una sonrisa es lo más sencillo de conseguir de una persona, y es lo más gratificante, cuándo consigues hacer sonreir a alguien a quien aprecias y sabes que es por ti, la sensación es maravillosa.
Sonreir, es algo, que realmente refleja tu estado de ánimo, y que refleja si estas extresado, enfadado, triste, alegre.. se que hay veces, en las que sonreir es imposible, ya que hay situaciones insostenibles en los que tu ánimo está bajo o simplemente, no tienes ganas de sonreir.
Una vez leí, que sonreir, hace que veamos todo de manera distinta, un problema, afrontado con una sonrisa sigue siendo el mismo problema, pero siempre le ves más soluciones, esto quiere decir, que si a tu vida le pones una sonrisa, verás la vida de otra manera.
Por mucho que algo o alguien, te haga daño, tienes que hacer algo, para devolverte la sonrisa y continuar, ya que no te puedes permitir dejarte la vida en algo o alguien sin una sonrisa, si lo haces y fracasas, no habras desperdiciado ese tiempo y se que esto es dificil de creer, pero se por experiencia, que si tienes una sonrisa y un ánimo alto, podrás hacer frente a todo lo que venga.
miércoles, 29 de enero de 2014
Un Salto
Existe un fenómeno bioquímico que en conjunto con otros acontecimientos,
tanto externos al ser humano como internos, nos hacen sentir emociones.
Nadie es capaz de dominar sus emociones por la complejidad que entraña
su origen y la imposibilidad de controlar la mayoría de nuestras
funciones internas.
Dejando a un lado la ciencia, hablando en un lenguaje en el que todos
podamos entendernos con facilidad, quiero resaltar la importancia en
nuestra vida de las expectativas. Existen tipos de expectativas
diversos, desde las expectativas sociales, las laborales, las
internas... Concretamente me llaman la atención las expectativas
inconscientes.
¿Por qué inconscientes? ¿Qué tienen las demás expectativas para no ser
calificadas de inconscientes? Realmente podemos darnos cuenta de que
estamos siendo víctimas de unas expectativas cuando al pensar en un
evento futuro le atribuimos características de nuestra invención. Por
ejemplo si al pensar en un examen directamente nos imaginamos a nosotros
mismos intentando resolver unas preguntas difíciles y luego nos entra
miedo es porque nuestras expectativas con respecto al examen son de
dificultad excesiva, lo que nos provoca una distorsión del modo en que
nos afectan los hechos y por tanto una alteración emocional inapropiada,
lo que repercute en nuestra manera de planificar nuestras acciones o de
tomar decisiones.
En resumen, una expectativa siempre nos condiciona en el presente. No
por tener una expectativa u otra vamos a tomar una mejor decisión con
toda seguridad, aunque existan casos en los que es obvio que rebajar
nuestras expectativas va a conllevar una respuesta mejor en el presente
que la que tendríamos del otro modo. Así funcionan nuestras
expectativas, así nos afectan, y nosotros no podemos hacer mucho por
cambiar este hecho.
En cambio sí podemos influir en nuestro nivel de expectativas, aunque no
al 100%, pero con la experiencia podemos aprender que en ciertas
situaciones no es bueno imaginarse las cosas de una manera concreta, o
aderezar una imagen del futuro con imaginación. Siempre es bueno
perseguir una visión realista de las cosas, pero cuando lo que
imaginamos nos viene de lejos, no sabemos mucho sobre ello, es algo
nuevo o simplemente no depende de nosotros mismos, cualquier cosa que
imaginemos va a condicionarnos de modo que nuestras decisiones o
nuestros sentimientos sean un poco menos coherentes con la realidad.
Y por ejemplo, cuando nos encontramos en el borde de una piscina en
verano y ya hemos catado la temperatura del agua con la puntita del
pie... Inmediatamente hemos creado unas expectativas sobre lo que
sentiremos cuando estemos dentro del agua. En ese momento nuestra mente
pone en marcha todo un complejo sistema de conexiones para evitar una
sensación desagradable que NUESTRAS EXPECTATIVAS han generado. Pero,
¿acaso hemos entrado en el agua para que nuestro cerebro capte la
sensación de frío que esperamos? Este es el poder de las expectativas,
generar emociones que según cómo las interpretemos intentaremos evitar o
conseguir. Para aquellos que se pasan la vida tratando de evitar
peligros y sensaciones negativas, saltar a la piscina les resultará una
odisea. Para aquellos que viven al día sin esperar nada de lo que
vendrá, saltar es una aventura. Para aquellos a los que les gusta pensar
en el lado bueno de las cosas y siempre encuentran un buen motivo para
avanzar, saltar les resultará fácil y emocionante.
miércoles, 15 de enero de 2014
Una receta complicada
Volvemos una y otra vez al mismo punto, pero cada vez algo es distinto.
Nuestra personalidad se forja junto con nuestros recuerdos, nuestra
mente toma forma y los patrones que nos mueven se afinan con la
experiencia. Los errores toman parte en nuestro aprendizaje como la
harina en una tarta, son la base. Los éxitos son el azúcar que nos da
esperanza. Sin una mezcla adecuada de ambas cosas no disfrutaríamos
tanto de la vida.
No existe una receta para la vida. A pesar de ello, insistimos en buscarla. Pensamos que debe de haber una manera mejor de hacer las cosas, una vía sin tanto sufrimiento, sin tanta necesidad, sin tanta tristeza. Una vía más fácil, más sencilla. Nos equivocamos si creemos que había otra manera de hacer las cosas, porque si las cosas han llegado a este punto es por unas causas, millones de causas, que no podían haber sido de otra manera. No existe una receta para vivir de forma perfecta, ni podemos medir el grado de calidad de la vida. Así que para responder a las preguntas "¿cómo debo vivir?", "¿qué debo hacer?", "¿cómo debo ser?", hay que conocerse a uno mismo.
Cada persona tiene sus miedos, sus expectativas, sus ilusiones, sus pasiones y sus valores. Todos ellos forman parte de esa persona, se encuentran arraigados en lo más profundo de su ser. Y todos ellos van cambiando con el tiempo. No se pueden moldear a voluntad. El cambio lleva mucho tiempo. La mezcla de estos elementos son los que crean las emociones en cada uno, y esas emociones dirigen la vida del individuo en lo que llamamos "instinto". Cada vez que uno sigue su instinto está siguiendo su propio camino, con sus errores, sus aciertos, sus peligros y recompensas. Pero hay cosas que el instinto no es capaz de ver, comprender, asimilar... Son cosas que van contra nuestra propia naturaleza y que por más que nos forcemos a guiarnos hacia ellas nuestro control se desvanece y huimos de la situación. Sólo una gran autodisciplina nos permite tomar decisiones de futuro que nuestro instinto es incapaz de apreciar y que además se vuelven contra nosotros mismos en el momento de tomarlas.
A menudo confundimos infelicidad con desagrado. Si huimos de las sensaciones desagradables y nos peleamos con ellas, estamos condicionando nuestra toma de decisiones con un factor más. Por eso hay que ser flexibles con nuestros sentimientos que en ocasiones pueden resultar incómodos, abrumadores, incomprensibles. La calma es un arte y un poderoso aliado.
No podemos conseguir todo lo que queremos. No podemos querer todo lo que conseguimos. Pero podemos aceptar estos dos hechos y aceptar lo que conseguimos y perseguir lo que queremos.
No existe una receta para la vida. A pesar de ello, insistimos en buscarla. Pensamos que debe de haber una manera mejor de hacer las cosas, una vía sin tanto sufrimiento, sin tanta necesidad, sin tanta tristeza. Una vía más fácil, más sencilla. Nos equivocamos si creemos que había otra manera de hacer las cosas, porque si las cosas han llegado a este punto es por unas causas, millones de causas, que no podían haber sido de otra manera. No existe una receta para vivir de forma perfecta, ni podemos medir el grado de calidad de la vida. Así que para responder a las preguntas "¿cómo debo vivir?", "¿qué debo hacer?", "¿cómo debo ser?", hay que conocerse a uno mismo.
Cada persona tiene sus miedos, sus expectativas, sus ilusiones, sus pasiones y sus valores. Todos ellos forman parte de esa persona, se encuentran arraigados en lo más profundo de su ser. Y todos ellos van cambiando con el tiempo. No se pueden moldear a voluntad. El cambio lleva mucho tiempo. La mezcla de estos elementos son los que crean las emociones en cada uno, y esas emociones dirigen la vida del individuo en lo que llamamos "instinto". Cada vez que uno sigue su instinto está siguiendo su propio camino, con sus errores, sus aciertos, sus peligros y recompensas. Pero hay cosas que el instinto no es capaz de ver, comprender, asimilar... Son cosas que van contra nuestra propia naturaleza y que por más que nos forcemos a guiarnos hacia ellas nuestro control se desvanece y huimos de la situación. Sólo una gran autodisciplina nos permite tomar decisiones de futuro que nuestro instinto es incapaz de apreciar y que además se vuelven contra nosotros mismos en el momento de tomarlas.
A menudo confundimos infelicidad con desagrado. Si huimos de las sensaciones desagradables y nos peleamos con ellas, estamos condicionando nuestra toma de decisiones con un factor más. Por eso hay que ser flexibles con nuestros sentimientos que en ocasiones pueden resultar incómodos, abrumadores, incomprensibles. La calma es un arte y un poderoso aliado.
No podemos conseguir todo lo que queremos. No podemos querer todo lo que conseguimos. Pero podemos aceptar estos dos hechos y aceptar lo que conseguimos y perseguir lo que queremos.
viernes, 8 de noviembre de 2013
Verdades
Solemos quejarnos de aquello que no queremos. Tendemos a tomar
decisiones que nos ayuden a evitar ciertas situaciones. Vivimos a la
defensiva, como si la vida fuera una mala esposa que día a día nos
escupe frases hirientes, mientras nosotros buscamos la manera de no
escucharla. Y sólo cuando cerramos los ojos por la noche y nos separamos
de ella respiramos tranquilos.
Cuando tenemos puertas delante y las miramos todas, aquellos que se fijan en las que no deben cruzar son los que viven con miedo. En el otro extremo, aquellos indecisos que tratan de tomar la mejor puerta de todas viven en tensión y angustia. También los hay que abren puertas sin criterio alguno, o abren una que a simple vista parece buena; los insensatos. Por último están aquellos que miran todas las puertas, dejan que su instinto les guíe a una de ellas en función de lo que él cree que puede encontrar detrás, y cuando se acercan lo suficiente se paran unos segundos a pensar en esa puerta. Si su instinto la acepta y su razón da el visto bueno, cruza sin pensar. Estos son los vividores.
Una decisión buena no siempre es una decisión acertada. Una decisión mala no siempre es una decisión infructuosa. El mundo es demasiado complejo para juzgar con nuestros ojos. La gente es demasiado distinta para entenderla con la razón. La vida es demasiado corta para buscarle un sentido. La vida es demasiado larga para buscar una salida. El camino conduce al destino, pero en las posadas anidan los cuentos. Y los cuentos nos hacen más felices.
No existen las claves, tenemos pistas. El deseo no nos hace felices, hay más cosas que vivir de las que podamos desear. Escucha, presta atención, porque a cada instante las pistas pasan fugaces, y son demasiado complejas para descifrarlas con la cabeza. Ten confianza, no existen los agujeros. No tengas miedo a volar.
Cuando tenemos puertas delante y las miramos todas, aquellos que se fijan en las que no deben cruzar son los que viven con miedo. En el otro extremo, aquellos indecisos que tratan de tomar la mejor puerta de todas viven en tensión y angustia. También los hay que abren puertas sin criterio alguno, o abren una que a simple vista parece buena; los insensatos. Por último están aquellos que miran todas las puertas, dejan que su instinto les guíe a una de ellas en función de lo que él cree que puede encontrar detrás, y cuando se acercan lo suficiente se paran unos segundos a pensar en esa puerta. Si su instinto la acepta y su razón da el visto bueno, cruza sin pensar. Estos son los vividores.
Una decisión buena no siempre es una decisión acertada. Una decisión mala no siempre es una decisión infructuosa. El mundo es demasiado complejo para juzgar con nuestros ojos. La gente es demasiado distinta para entenderla con la razón. La vida es demasiado corta para buscarle un sentido. La vida es demasiado larga para buscar una salida. El camino conduce al destino, pero en las posadas anidan los cuentos. Y los cuentos nos hacen más felices.
No existen las claves, tenemos pistas. El deseo no nos hace felices, hay más cosas que vivir de las que podamos desear. Escucha, presta atención, porque a cada instante las pistas pasan fugaces, y son demasiado complejas para descifrarlas con la cabeza. Ten confianza, no existen los agujeros. No tengas miedo a volar.
martes, 5 de noviembre de 2013
No somos perfectos
Existe una manera de llegar a las mentes de otras personas. No sólo de
transmitir información, y no hablo de un acto aleatorio. Me refiero a
comprender la psique ajena, entender más allá de la razón de los demás y
empatizarse con ellos hasta el punto de adivinar qué dirán al siguiente
instante.
Existe una forma de comprender a los demás mejor de lo que ellos mismos
podrían llegar a comprenderse. Quien observa desde fuera se halla lejos
del alcance de los pensamientos innecesarios y molestos que nos atenazan
constantemente. Pensamientos automáticos dan lugar a respuestas
emocionales que no controlamos, que dificilmente identificamos y que
rara vez comprendemos al instante en que aparecen. Si fuéramos robots
seríamos máquinas perfectas de no hacer nada, pues a eso tiende el ser
humano, a la nada más absoluta. Cada atisbo de motivación que crece en
nosotros es fruto de una necesidad vital del humano por sobrevivir;
impulsos que nos incitan a llevar a cabo acciones que creemos
necesarias.
Hemos evolucionado, ya no somos monos. Seguimos cometiendo errores,
seguimos sin obtener el máximo rendimiento de nuestras acciones y
pensamientos. Pero hemos mejorado. Tecnología, cultura, filosofía y
experiencia, cuatro pilares fundamentales en nuestra evolución. Seguimos
una trayectoria ascendente como raza, aportando cada uno su granito de
arena. Eso es lo que vería un observador ajeno a nuestras costumbres.
De los 7 trilliones de habitantes del planeta, los más relevantes para
la evolución de la raza son, en términos metafóricos, las ovejas del
rebaño. Son la base del sistema consumista que hemos creado, y gracias a
ellos persiste la evolución. Si fijamos la vista en una de estas
ovejitas, la que más se acerca al estereotipo de oveja consumista,
veremos que lleva a cabo su vida como un animal más. Sobrevive, y sigue
impulsos que le llevan siempre a cubrir sus necesidades de humano;
necesidades que han sido impuestas de forma indirecta por su entorno. Si
esta ovejita se apartase del rebaño durante unos años no tendría las
mismas necesidades y por tanto cambiaría su forma de actuar. Cualquier
análisis de comportamiento que se haga sobre esta oveja protagonista
arrojará un resultado similar al propuesto: esta ovejita sólo busca
sobrevivir. Y volviendo a la afirmación del segundo párrafo, si esta
ovejita fuera un robot perdería toda emoción de necesidad y su objetivo
en la vida quedaría completado, quedando como única acción viable el no
hacer nada de nada. Ya no necesita comer, ni buscar el calor de un
fuego, ni aparearse. Ya no necesita hablar con alguien, desahogarse,
llorar. No necesita un trabajo, no necesita dinero. No necesita un
ascenso, ni un proyecto, ni ocio. No necesita nada de nada, pues su
supervivencia está garantizada al ser un objeto hecho de piezas
imperturbables por el paso del tiempo. Así pues, está garantizada su
supervivencia.
Esta falaz, simple y burda argumentación pretende acercar un poco más al
lector a la naturaleza del ser humano. Aunque la conclusión sea
acertada, que el ser humano vive para sobrevivir, la perspectiva que se
da no lo es tanto. No se puede entender la naturaleza del ser humano con
un texto, y mucho menos explicarla. Pero al menos podemos comprender
una pequeña porción, la parte fundamental de ello.
Existe una forma de comprender a otra persona, pero no existe forma de
comprender por completo la naturaleza de sus pensamientos y emociones.
Podemos entender el contenido, pero no los motivos. Podemos llegar a
predecir las acciones de los demás empatizándonos con ellos, algo que
ningún ordenador sería capaz de hacer, ya que no existe una manera
precisa y acertada de modelizar el comportamiento humano.
No somos perfectos. Si lo fuéramos, seríamos robots.
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